
Aquello que la
sacó de su enfrascamiento no fue algo normal, no fue un ruido ni nada así, fue
un hombre. Ese hombre, pasó por la puerta de su vagón ¿Quién era ese hombre? Su
cara le era conocida, él tenía algo que le era familiar, tenía algo que la atraía,
pero no sabía por qué.
Esos ojos, los conocía,
los había visto en algún lado, no solo los había visto, había convivido con
ellos, pero… ¿cuándo?
Decide acercarse
a él, se dirige hacia su vagón, era el número 7, estaba dispuesta a averiguar quién
es y por qué le resulta familiar. Lo conocía, estaba segura.
Le preguntó su nombre, Alonso, el chico se llamaba Alonso, empezaron una conversación y conforme iban contándose sus vivencias, se iba confirmando que se resultaban extrañamente conocidos.
Cuando
él miró a Clara a su cara tuvo exactamente la misma, sabía que la conocía
,sabía que era ella, era la mujer con la que quería pasar el resto de su vida,
sabía que era ella la que llevaba buscando toda su vida.
La
química era palpable en el vagón, ambos sabían que era el inicio de una bonita
historia, que comenzó con un simple vagón.
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