Mi frase favorita

“… y es ahí, justo en ese momento, cuando te das cuenta de que las cosas sólo ocurren una vez, y por mucho que te esfuerces ya nunca volverás a sentir lo mismo, ya nunca tendrás la sensación de estar a tres metros sobre el cielo”.”

martes, 27 de enero de 2015

El dolor del adiós



Personajes:
Aeneas: Padre
Calandra: Madre
Dionne: Hija mayor
Tymeus: Hijo menor
Quíone: Sirvienta Coro





(Calandra se encuentra apoyado en la ventana mientras recuerda la partida de su amado Aeneas)

CORO: El adiós, enviado por el cruel destino, asola la familia de Aeneas, el adiós, forzado y no querido, hace que todos lloren el viaje del padre, el adiós hasta que Zeus quiera. ¡Oh dioses! Proteged a Calandra, quien se queda sola en casa con sus dos hijos.

AENEAS: Adiós, mujer, debo partir, el deber me llama, quiero proteger a la familia, quiero que estéis bien; no me demoraré en llegar. Atenea nos protegerá en nuestro camino.

CALANDRA: ¡Por todos los dioses del Olimpo! ¿No hay más hombres en Tesalia, que has de partir tú? Tenemos un hijo en camino, no tardará mucho en venir al mundo, quédate Aeneas. No quiero que me ocurra como a Penélope. No quiero estar sola durante décadas para que cuando vuelvas yo sea vieja y fea.

DIONNE: Padre, ten cuidado, no quiero que te pase nada, quiero que vuelvas sano, hija de Zeus, protégele, apiádate de quien tiene un hijo a la espera, haz que la lucha no dure demasiado.

AENEAS: Adiós mujer, adiós pequeña Dionne, serás una gran mujer, Afrodita ha puesto sus dones en ti, cuida de tu madre y de tu pequeño hermano.

(La entrada de la sirvienta hace que Calandra vuelva a la realidad y deje sus pensamientos.)

SIRVIENTA: Vamos, Calandra, no llores más, eso no es bueno, tienes unos hijos que te necesitan. Debes pensar que volverá pronto, los dioses están de su parte.

CORO: Incrédula Quíone, no sabe lo que el destino tiene preparado a su señora. Ahora son tiempos felices para lo que queda por llegar, terror y la angustia vivirán en esa casa.

Se oyen ruidos en las afueras de la casa, DIONNE se asoma y ve llegar unos barcos. ¿Serán ellos? Sí son ellos. Todos corren al encuentro de los recién llegados.
DIONNE pregunta por AENEAS y las respuestas traen el mal al hogar de Calandra. Aeneas ha traicionado a su patria y lo han matado, ella y sus hijos van a correr la misma suerte que su esposo.

CALANDRA: Vamos hijos, vuestro padre nos ha traicionado, y a sufrido la ira de los dioses ¡Maldito seas, Aeneas¡ Confié en ti, dijiste que volverías, espero que te dieran una muerte dolorosa y cruel.

DIONNE: Pero madre ¿dónde vamos? ¿Qué ha pasado? ¿Dónde está padre?

CALANDRA: Ya no está hija, no ha sido un verdadero hombre y ha traicionado a la patria, ha contado los planes de ataque al frente enemigo y ahora vamos a pagar nosotros la venganza. Nos quieren matar, pero no sé cuando vendrán.

TYMEUS: ¿Pero por qué? ¿Qué hemos hecho nosotros?

CALANDRA: Nada, hijo, nosotros no hemos hecho nada, ha sido todo el maldito Aeneas. Vamos a casa, es hora de comer algo.

(Tras la comida, todos se encuentran mal, sienten dolores en el vientre y CALANDRA les dice que será debido a algo que hubiesen comido)

CORO: Pero ella sabía perfectamente que no era eso lo que le afectaba a sus hijos. Ella sabía que el fin llegaría pronto.

SIRVIENTA: Calandra, debes decirles la verdad, no puedes dejar que mueran sin saberla.

CALANDRA: Tienes razón, Quíone, debo confesarles lo que he hecho. Llámalos, que vengan a mí.

(Quíone sale del cuarto de Calandra, y busca a los hijos para que se acerquen a hablar con su madre. Ambos van al cuarto y la encuentran en la cama recostada)

CALANDRA: Hijos míos, acercaros, tengo que confesaros algo, os he hecho creer que estábamos enfermos por algo que habíamos, no es así, conocí a una mujer que me ofreció poner fin a nuestro futuro y acepté, queridos, mientras comíais conseguí que bebieseis un poco de este veneno.
No aguanto más esta inquietud, sin saber cuándo vendrán a matarnos. Lo teníamos todo y ahora no tenemos nada.

(Los hijos con los ojos llenos de lágrimas no saben que decir, no son capaces de asimilar que su propia madre los envenenó para que no sufrieran, no saben si agradecerlo o reprenderlo)

TYMEUS: Madre, ¿cuánto tiempo nos queda? Quiero saberlo, no quiero que me ocurra por sorpresa.

CALANDRA: No lo sé.

(Salen de la habitación y Dionne va a la cocina)

CORO: Dionne, incapaz de perdonar lo que le ha hecho su madre, con las pocas fuerzas que le quedan, va a buscar el arma con la que vengarse, y la encuentra, una flecha afilada que pertenecía a su padre, capaz de matar a un animal.

DIONNE: (susurrando) Lo siento, madre, nunca seré capaz de perdonarte lo que nos has hecho, por eso yo misma quiero darte muerte.

CORO: Y así lo hace, mata a su madre e incapaz de ver sufrir a su pequeño hermano, lo mata a él también, ya solo queda esperar que Las Parcas corten sus hilos.

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